Cuando leas, cuando encuentres
un poeta capaz de cien mundos en tercetos,
que haya sabido ver cien glorias, cien cataclismos,
y al cabo te regale algo extraordinario,
rescatado en lo incomprensible,
da gracias–
son pocos y no maestros de palabras,
marchan a la intemperie, los marca
un instante de paz.
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