El héroe del western es más solitario que nunca.
Si en el ámbito tradicional podía apoyar su acción sobre la buena vecindad y los principios y usos del pueblo, esto se diluye en la sociedad contemporánea. No hay trato directo. La ética compartida queda asfixiada bajo el anonimato y la profusión de mensajes. El sistema no deja de afirmarse como libre, pero tal libertad se da solo dentro de los angostos límites de lo ofrecido, una elección entre casillas que no altera el resultado final y, ante todo, la pervivencia del sistema.
El héroe no puede ser reconocido porque nadie conoce a nadie. Debe ser héroe anónimo. Y salvo que demuestren lo contrario, instituciones, corporaciones y medios están igualmente contaminados. Arrastran consigo la injusticia.
El western es un género contemporáneo.
FIN
Habitante moderno de la legendaria Kansas City
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