11/7/11

calle Princesa

Cuando fue joven miró esta misma avenida, calle de la Princesa, sin saber qué decir de la ausencia y sin poder hablar.

Había algo del flujo y reflujo de una playa; había intervalos dilatados de quietud.

Ahora nada de eso estaba allí.

Cerró los ojos para ver.

          En la espera jamás se consumía.

          Ningún fuego poseía sus huesos.


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