7/4/21

Erri de Luca: La natura expuesta


«Aquí arriba rigen leyes distintas a las de las llanuras. Aquí arriba la vida está más estrechamente en contacto con la muerte. Nos movemos entre avalanchas, desprendimientos de tierras, barrancos, inviernos como para morir congelados, hospitales distantes. Se nos forma en la piel un callo de supervivencia. Somos menos sensibles a la pérdida de vidas; hombres y animales están juntos en los establos y preferimos no cogernos demasiado cariño.

Aquí arriba, más que la vida lo que cuenta es la reputación. Puedes quitarle a un hombre su casa, sus tierras, obligarlo a emigrar, pero no puedes privarle del honor. Para ello existe la pena de muerte. No creas a quien parece el más apacible, resignado. Si lo avergüenzas, te preparará una emboscada. Aquí arriba es fácil desaparecer. Los agravios se arreglan sin denuncias, jueces ni uniformes. Las deudas se pagan al precio de la vida.»

[pp. 171-172]

* * *

«Voy a ver al rabino. […] Su despacho es una fortificación de libros, en forma de torres, de gradas, por todas partes desde el techo hasta el suelo. Su escritorio es un puente levadizo. La mayor parte de los títulos son de literatura. Me presenta con un gesto las paredes sobrecargadas.

—Soy su invitado —dice y no es broma—. Me preparan para el estudio de las historias sagradas. Son la antesala, el patio. Después de sus páginas puedo entrar en el recinto.

[…] Confuso por las noticias, choco con una pila de libros que se derrumba por el suelo. Me siento mortificado, los recojo, me disculpo. Me ayuda, diciendo que no me preocupe por los libros.

—No son frágiles se dejan maltratar. Resisten más que nosotros al desgaste, a las heladas, a los exilios y a los naufragios. Su prodigio es que saben tomar el tiempo de quien lee. Abres a Homero y te lo encuentras a tu lado. Lo cierras y vuelve a sus siglos.

Regreso a ver al sacerdote pensando en Homero. No ocurre lo mismo con el crucificado, con su sermón de la montaña, sobre las igualdades, sobre la felicidad. Cierro las páginas de Mateo y esas no vuelven a su milenio. Se han metido en el que las escucha, hacen del lector un testigo, uno que estaba allí.

Puede que esa sea la distancia entre Homero y Mateo.»

[pp. 177-180]

Erri de Luca
La natura expuesta, 2016

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