¿Y por qué los límites de nuestro lenguaje habrían de ser también los límites de nuestro mundo?
Lo que sigue es mucho más que una poética.
«Las palabras se interponen entre silencio y silencio: entre el silencio de las cosas y el silencio de nuestro ser. Entre el silencio del mundo y el silencio de Dios. Cuando realmente hemos tratado y conocido el mundo en silencio, las palabras no nos vuelven a separar del mundo ni de los otros hombres, ni de Dios ni de nosotros mismos. Ya no asumimos que el lenguaje contiene la realidad.»
«La realidad expresable en el lenguaje, cara a cara y sin mediación, se encuentra en el silencio. Pero nosotros no encontraríamos esa realidad en sí, es decir en su silencio, si antes no hubiéramos sido conducidos hasta ella a través del lenguaje.»
Thomas Merton, 1953
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