El horóscopo es como las declaraciones de un entrenador de fútbol, lugares comunes que la gente escucha, repite y se ve obligada a tragar en forma de ruidosos titulares. Hace años que no paso por trances similares, pero recuerdo una escena repetida en épocas juveniles más o menos así:
Chica 1: ¿De qué signo del zodiaco eres?
Yo: Cáncer (mintiendo).
Chica 1: Uy, se te nota un montón, te lo iba a decir.
Chica 2: ¿Y tú de qué signo eres?
Yo: Virgo (mintiendo otra vez).
Chica 2: ¡Claro! Me recuerdas a mi ex... Se lo decía a mi amiga.
Chica 3: Tú tienes que ser leo, ¿verdad?
Yo: Pues no, escorpio (falso, one more time).
Chica 3: Pero si celebraste tu cumpleaños en verano y Escorpio es en noviembre.
Yo: Bueno, es que a veces lo cambio. Por celebrarlo en la playa, ya sabes...
Al final uno puede decir lo que quiera. Da igual. El discurso lo completa o no ese interlocutor que ansía cerrar el círculo. Se busca solo un punto, de contacto o (tal vez) de intimidad, sin saber muy bien a qué se está jugando.
4/2/11
Signos
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