AK-47

El AK-47, acrónimo de Avtomat Kalashnikova modelo 1947, es la estrella mundial del comercio ilegal de armas. La patente pertenece a la Fábrica Mecánica de Izhevsk, pero clandestinamente se fabrican cada año un millón de unidades del AK-47 y sus variantes. Nadie lo sabe a ciencia cierta; puede haber hasta cien millones en circulación; se han encontrado modelos construidos por tribus nómadas de Pakistán, ensamblados en plantas conserveras africanas, o introducidos inocentemente en bolsas para palos de golf. Los adquieren tanto gobiernos legítimos, como bandas criminales, grupos rebeldes, terroristas, o los más respetables ciudadanos, puntuales pagadores de hipoteca. En algunos países, el precio de un AK-47 es poco más o menos el de un disco duro externo: oscila entre 30 y 120 dólares por unidad, y usted puede adquirirlo en eBay y recibirlo a domicilio, siempre que pague los correspondientes aranceles en Barajas.

Posee otras plusmarcas mundiales, sin ir más lejos, la de ser el arma de fuego que más personas ha matado en la historia de la humanidad. El hoy anciano ingeniero Mijaíl Kaláshnikov, igual que Paul Tibbets, piloto de aquel B-29 que lanzara la primera bomba atómica, igual que la malograda y genial Édith Piaf, no se arrepiente de nada. Dice que toda la culpa fue de los alemanes, ellos provocaron la guerra, y él nunca tuvo otro sueño que el diseño de maquinaria agrícola.