La avispa lleva dos días reconociendo la ventana en busca de una salida.
Es absolutamente imposible que atraviese la malla metálica. Su cuerpo se lo impide.
Y sin embargo hay una salida facilísima;
en otra ventana, a través de esa misma rendija por la que entró;
está siempre abierta.
Cuando quise hacerle una foto voló a la ventana correcta.
Como hay menos luz ya no busca salida. Ahí sigue. Posada.
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