6/10/11

Vencejos


Recoger un vencejo caído del nido también cuenta como poema.

De niña, su padre la enseñó a alimentar los pájaros caídos con cierta pasta de lombriz mezclada con moscas, hormigas y otros insectos. Pese a la repugnancia del mejunje, ella misma lo preparaba y cebaba los pájaros con un palillo. Y sí, en efecto, casi todos se recuperaban y a los pocos días echaban a volar.

Dios, si pudiéramos hacer eso, con esto o aquello, ahora.

3 comentarios:

  1. Yo también hacía esa pasta de insecto y gusano, casualmente :) Tierníssimo.
    Poetas de patas de ramita
    que terminan por volar.

    ResponderEliminar
  2. Quería decir poemas.
    Poemas con patas de ramita.

    ResponderEliminar
  3. Son problemas del reconocedor de voz :)
    "Poetas con patas de ramita" me había llevado a una reflexión sobre cómo funciona la intuición poética en unos y en otros. De verdad.
    ¿Qué sera tiernísimo aquí?
    No quiero ni pensarlo.
    Antenas. Élitros. Caparazones.
    Y se hacen vuelo.

    ResponderEliminar