La materia misma se convierte en tema. La materia es obra, y no mero vehículo para comunicar una imagen exterior.
De igual forma, el lenguaje poético relega la función informativa para, más desenvueltamente, llevar a cabo su propósito: mostrar la significación real de una experiencia. Deja atrás la imagen; muestra los argumentos.
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Y ello, esta desvinculación del acontecimiento exterior, respetando el sentido de la naturaleza. No todo vale. Antes bien, casi nada vale. La lengua porta su logos interno. Jamás desatender el sentido.
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Futilidad de la poesía descriptiva. Futilidad de los irracionalismos: fonéticos, sintácticos, surrealismos.
Se escribe sobre una línea muy fina, propia de cada uno. Su trazo. Su caligrafía.
Carmen Laffón: El Coto desde Sanlúcar, 2014 | CAAC-Sevilla
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