Tú ya puedes leer con diáfana claridad.
Que te contemplan,
que te escuchan sin abrirse
mis manos.
Quién sabe qué pueda ser
ese cristal de nieve en la pupila,
si entra o si sale,
por dónde rezumará el deshielo
en esta incipiente primavera de las almas.
Cuánta o cuántas somos
cada uno.
Cómo contempla
un cuerpo que es todo ojos.
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